En la mayoría de niños con autismo ha transcurrido demasiado tiempo hasta que son llevados a una consulta para su diagnóstico. Si se realizara una detección precoz de este trastorno, todo sería más fácil, ya que el tratamiento empezaría pronto lo que hace que el niño pueda avanzar mejor y con mayor rapidez, se haría una planificación del currículo en el colegio, tendría una atención más personalizada y adaptada y su atención médica sería más precisa. Por otra parte, las familias se ven más beneficiadas ya que contarán con ayuda para que no aumente su estrés, inseguridad,...
Todo esto conlleva una mejor atención terapéutica en un momento de su vida que supone una detención en el desarrollo cognitivo, en las relaciones sociales y en el ámbito psicológico del niño. Esta detección precoz llevaría a una mejora del pronostico a largo plazo.
Dependiendo de la edad hay diferentes signos de alarma:
Hasta los tres meses:
+ El niño no quiere ser cogido, rechaza el contacto corporal, se pone inquieto, con rigidez,...
+ Su figura de apego le crea irritabilidad, dificultad para relajarse,...
+ Su contacto ocular es pobre o, incluso evitativo.
+No suele sonreír.
+ Suele tener dificultad en el sueño y en la alimentación.
Alrededor de los seis meses:
+ Gritos monótonos, sin intención.
+ No imita conductas como gestos, sonidos o expresiones.
+ Ausencia en la comunicación.
+ En ocasiones parece un niño con dificultades auditivas.
+ Ausencia en conductas anticipadas.
+ Problemas en la alimentación y cambios de sabores.
+ No hay desarrollo emocional.
Alrededor del año:
+ Empiezan a aparecer conductas estereotipadas, como balanceo, repetición de sonidos, aleteo en las manos,...
+ No le interesa la exploración de los objetos.
+ Ausencia de gestos comunicativos apropiados.
+ Inquietud extrema e impulsividad.
+ Persistencia de trastornos de la alimentación.
A partir de los dos años:
+ Desinterés por el contacto con personas, sobretodo con niños de su edad.
+ Escaso desarrollo del lenguaje.
+ Le gusta estar aislado.
+ Uso estereotipado de los objetos.
+ No aparece el juego funcional.
+ Se vuelven rígidos a sus rutinas o rituales.
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